viernes, 6 de agosto de 2010

Insultos

-Maldita hija de puta...-siseó él, furioso.
Ella, inalterable, contestó con su calma habitual.
-De hecho,no lo soy. Sé muy bien lo que fue e hizo mi progenitora y, por tanto, lo que yo misma soy, a diferencia de ti, por lo que acabo de comprobar. Y a pesar de tu evidente ignorancia, te has atrevido a proferir insulto semejante a mi persona, arriesgándote a mermar su efecto- hizo una pausa para retirar unas migas de la mesa-, consiguiéndolo,desde luego. No esperarás, por tanto, que halle dolor o molestia alguna en tus blasfemias conociendo la falsedad que hay en ellas y lo poco fieles que son a la realidad.
Y dicho esto, se levantó y, recogiendo su sombrero, se marchó, dejándolo a él atónito, sin dar crédito aún a la escena ocurrida.

2 comentarios:

  1. como dije en el otro relato los insultos no sirven de nada si no tienen ningun argumento o base que los sostenga

    ResponderEliminar